La "Casa Grande"

En muchas ocasiones, cuando algo está muy cerca o muy metido en nuestras vidas, no nos damos cuenta de cómo es realmente. Esto es lo que sucede con La Casa Grande. Un claro ejemplo se produce cuando vamos a comprar el pan, y uno no se percata de la gran mole de piedra que se levanta junto a la panadería.

Se trata de un importante edificio con mucha historia, que desde hace varios siglos convive con Valdelaguna. Se sitúa entre las calles: de los Huertos y del Calvario.

Teniendo en cuenta el desarrollo y crecimiento del pueblo en el momento en que se construye, este edificio se sitúa en las afueras del municipio, no en el centro, que en esta fecha está constituido por la zona que engloba la Iglesia, la Plaza y la Casa del Cura.

El espacio que queda desde este centro urbano y la Casa Grande, se ocupa por huertos, de ahí toma nombre una de las calles que rodean a la casa, siendo ésta una de las vías principales que cruzaban el pueblo, dando comunicación con la población de Chinchón.

La Casa Grande ocupa prácticamente una manzana. Posee una planta cuadrada que se desarrolla en torno a un patio, al que se accede por una gran puerta, situada en la fachada oeste del edificio. En esta fachada y en la opuesta, es decir, la este, se le añaden otras construcciones, pero no lo harán desde un principio, sino posteriormente.

El edificio se construye sobre un terreno inclinado, difícil de tratar. La inclinación no solo se desarrolla hacia el norte, sino que también lo hace hacia el este, como muestra la imagen. Es por ello por lo que vemos como las cuatro fachadas de la construcción difieren unas de otras respecto de la altura:

La fachada norte (calle de los Huertos), es la mayor: alberga una gran cueva que la atraviesa en la parte baja de la casa sentido norte sur; un sótano abovedado donde hoy se encuentra el Museo del Vino; una planta de viviendas y una planta bajo cubierta.

Las fachadas que dan al patio, solo poseen dos alturas, mientras que las que dan a la parte sur (calle del Calvario), apenas se aprecia una altura.

Respecto a la construcción, es necesario destacar que se basa en gruesos muros de mampostería, que deben aguantar una altura considerable, especialmente la fachada norte.

En ésta última, se puede realizar una descomposición, obteniendo tres franjas: la franja inferior (1), formado por grandes piedras regulares que conforman un fuerte zócalo, de donde parte la cueva; la franja intermedia (2), compuesta por otras de menor tamaño y formas diversas, y cuya altura coincide con la cota del suelo del patio. Aquí se sitúa el Museo del Vino.

Y, por último, la franja superior (3), es rematada con un friso y está retranqueada unos centímetros puesto que ya no tiene que aguantar tanto peso y su anchura disminuye. Las viviendas se emplazan en este nivel.

Las esquinas, al igual que en grandes construcciones como la Iglesia o la Casa del Cura, se refuerzan con sillares labrados de gran tamaño. Lo que reafirma la idea de la inexistencia de edificios anexos a las fachadas este y oeste en un principio ya que, de ser así, estos sillares perderían su función.

La puerta de entrada pasaría desapercibida si no fuera por las dos grandes jambas y el dintel que la cubre, de piedra caliza de Colmenar, de una sola pieza cada elemento. En ella se puede leer la fecha de 1739.

Además, en la parte superior, se aprecia un arco de descarga que ha quedado al aire tras perder el revoco. La finalidad de este elemento es transportar las cargas y redirigirlas hacia los lados. De esta manera, retira el peso de encima de la puerta y lo reconduce hacia las jambas.

Datos históricos de la construcción y posible forma del edificio en sus orígenes.

Este edificio está acompañado de historia y numerosas teorías que hablan de la finalidad de este edificio en el pasado.

Se dice que pudo servir como caballerizas de la Casa del Cura, sin embargo, resulta un tanto extraño que se situasen a tanta distancia una de la otra; también que pudo ser usada por una congregación de sacerdotes o incluso un convento; otra idea la relaciona con un hospital; e incluso se interpreta como una de las residencias de Godoy, cuando éste se encontraba por estas tierras.

El infante Don Luis es otro personaje que quizás formó parte en la historia de este edificio, pero no hay suficientes datos para confirmarlo, aunque se está investigando sobre ello.

Hasta ahora no hay nada claro, son usos que pueden aceptarse, puesto que no coinciden cronológicamente.

Yo también quiero aportar una teoría, no dejando de ser una hipótesis más.

Sin duda se trata de un edificio de grandes dimensiones, y la estructura que tiene responde a un uso residencial, por lo que para mí se trata de una gran casona propiedad de un personaje importante.

Si nos fijamos en la fachada norte (C/ de los Huertos), sobre el zócalo de sillares, se diferencia un cambio de piedra en el mampuesto: vemos un tipo de piedra más grande y labrado (similar al empleado en la Casa del Cura), sobre el que arranca otro tipo más pequeño, irregular y de distinto color que conforma el resto de la construcción.

Este cambio se puede interpretar como la utilización de los restos de la base de un edificio, y la construcción de otro aprovechando estas preexistencias. De ser así, este nuevo edificio se realizaría en 1739, fecha que se puede leer en el dintel de la puerta de entrada.

Aunque la estructura principal se mantiene similar a la original, se han producido numerosos cambios en la construcción. Uno de ellos responde a los huecos de la fachada norte.

Las ventanas que hoy en día posee la casa, no son las que eran en el momento de su construcción; a pesar de haber dejado alguna intacta, otras se han modificado, agrandando o disminuyendo su tamaño, incluso abriendo o cerrando huecos nuevos.

Algunos de estos huecos de ventana forman grandes balcones, si nos fijamos bien, quedan restos de elementos que los cubrían, posiblemente frontones con estructura de madera.

Otro de los cambios se relaciona con la organización del edificio: en la actualidad, la Casa Grande alberga un conjunto de residencias, que se disponen en torno a un patio central. La mayor parte de estas viviendas poseen la misma altura, y solo dos de ellas sobresalen. Además, encontramos dos solares, un garaje y una vivienda que se mantiene sin muchas modificaciones, respondiendo a la construcción original.

Si miramos hacia el pasado, el uso de esta construcción también era residencial, pero solo una parte de ella, localizada en la zona norte y este del patio. El resto se empleaba como caballerizas, bodega, pajar o elementos agropecuarios, situados en la parte restante, es decir, la zona sur.

En la planta actual de la casa, que muestra la imagen superior, descubrimos algo curioso: la estructura, formada por muros de carga indica que parte de la construcción, años atrás, no estaba cerrada, sino que se trataba de pórticos similares a los que rodean la plaza de Chinchón. Estos restos de estructura de madera apoyada sobre zapatas de piedra podemos verlos aún, algunos han sido restaurados y otros no, quedando a la vista, y proporcionando una idea más clara de cómo fueron entonces.

Una imagen vale más que mil palabras, por ello se finaliza el estudio de la Casa Grande con una reconstrucción del edificio original, cuando se levantó en el siglo XVIII.

© Jorge Sánchez de las Peñas, 2011