Ayuntamiento y Plaza Valle de la Laguna
En nuestro recorrido por los distintos edificios que conforman la localidad de Valdelaguna, nos detenemos este mes en el Ayuntamiento, una construcción significativa tanto a nivel social como arquitectónico.
Se sitúa en la Plaza del Valle de la Laguna. Es un edificio relativamente nuevo que se levanta en 1987, pero no es el único que ha conocido el municipio. Han existido otras edificaciones más antiguas, antes más conocidas como Casas Consistoriales.
La primera que tenemos constancia, estaba localizada en el lado noroeste de la plaza, perpendicular a la calle principal. Su fachada miraba hacia la Iglesia, con una composición bastante simétrica, constituida por un zócalo de piedra y un balcón corrido que la cubría en toda su longitud y se sustentaba por medio de una estructura de hierro fundido, formada por columnillas estriadas apoyadas sobre zapatas de piedra.
El balcón estaba cubierto por una prolongación del tejado, realizado en teja árabe, del que nacía una pequeña torre que albergaba un reloj, éste sonaba cada media hora y lo hacía por medio de una campana en lo alto, protegida por otro cuerpo más que sobresalía de dicha torre. El funcionamiento del reloj estaba basado en un sistema de pesas que debían ser elevadas cada día por el alguacil. Una vez arriba, iban descendiendo por su propio peso girando el mecanismo que movía las manecillas y haciendo sonar la campana.
El edificio se componía de un cuerpo alargado y estrecho de dos alturas: situándose en la parte baja una escuela, y posteriormente un pequeño almacén, dejando la primera planta para dos despachos, a los que se accedía desde el corredor, una Sala de Juntas y el del Secretario, colocado en la esquina, abriendo otro pequeño balcón a la calle principal.
Junto al edificio, situado en la parte donde hoy se encuentra la escalera que da paso al Ayuntamiento actual, aparecían: un calabozo, bajo el cual existía un pozo para recoger las aguas que posteriormente eran canalizadas hacia la Fuente de Abajo; y una Botería, donde se arreglaban los elementos para transportar el vino y otros líquidos.
La segunda Casa Consistorial, se construyó alrededor de los años 50, tras derruir la primera edificación. Ésta se emplazó en el mismo lugar, pero varió su posición, ubicándose paralelamente a la calle, donde antes se encontraban la Botería y el Calabozo, alineándose con una de las casas residenciales que delimitan la plaza.
Era un edificio más moderno con trazos muy similares al anterior y un programa muy parecido. De nuevo se trataba de un cuerpo alargado con dos alturas, esta vez dejando a un lado la simetría de la fachada, pero manteniendo el balcón corrido a lo largo de ésta.
Este balcón reutilizo la misma estructura de hierro que la Casa Consistorial anterior, incluyendo las zapatas de piedra, aunque cambiando la barandilla según las tendencias del momento.
La cubierta inclinada, se remata con un peto permeable, impidiendo ver el tejado, dándole un carácter más plano a la fachada. En lo alto, de nuevo el mismo reloj, en una torre de menores dimensiones, acabada de forma circular.
Sobre ella la campana, colocada de manera más simple y modesta.
Al igual que en la anterior, la Casa Consistorial se desarrolla en la primera planta, un distribuidor daba paso al despacho del Alcalde, una Sala de Sesiones y la Secretaría dejando en la parte inferior dos habitaciones: la Cámara Agraria y otra destinada a distintas funciones.
Para entrar, una puerta de madera enmarcada por un dintel y unas jambas de piedra que cobrarán protagonismo en el siguiente edificio.
Tras esta construcción, se levanta el actual Ayuntamiento, que poco tiene que ver con los anteriores. Las razones por las que se realiza son el mal estado de la construcción precedente y el deterioro estructural que llevan a demolerlo y partir de cero.
Para mí, éste es uno de los mejores edificios del pueblo, es capaz de dialogar con el entorno y posee mucha personalidad.
El actual Ayuntamiento
Es un complejo formado por la plaza y el edificio, construido en 1987, al que se le concede el premio COAM de Arquitectura.
Sus autores son los arquitectos Víctor López Cotelo y Carlos Puente. Personajes de cierta importancia en el ámbito arquitectónico, autores de obras como: la Facultad de Farmacia de la Universidad de Alcalá de Henares; la Biblioteca de Zaragoza o la Casa de la Cultura de Ciempozuelos entre otras. También han realizado alguna rehabilitación importante como la del Palacio de Linares de Madrid, actual Casa de América; o la Casa de las Conchas de Salamanca.
Centrándonos de nuevo en nuestro edificio, vemos que la idea de proyecto se fundamenta en dos cuestiones: la primera es acrecentar el programa del ayuntamiento existente, introduciéndole nuevos elementos, para lo que se requiere un aumento del espacio físico.
La segunda es dar una nueva ordenación a la plaza, delimitando el espacio y creando conexiones con la calle principal y con la Iglesia.
Como resultado nace esta construcción constituida por tres cuerpos. Cada uno de ellos juega un papel muy importante en el conjunto:
Uno de éstos, se sitúa en la parte donde se levantó el primer ayuntamiento conocido, es decir, perpendicular a la calle principal.
Es un elemento que se desarrolla horizontalmente, con tan solo dos alturas, relacionándose con las viviendas próximas e integrándose sin problema en el conjunto del pueblo. Su uso es destinado a la administración.
En contraposición encontramos un segundo cuerpo, destinado a lo social y lo público, constituido por un salón de sesiones y las cámaras agrarias.
Para dar una mayor connotación a esta parte, los arquitectos crean una torre, sobresaliente en altura y así se le otorga una función representativa al edificio, digna de un ayuntamiento. Esta torre posee una fachada simétrica compuesta por elementos dispuestos de manera vertical, para dar mayor sensación de altura, como las cinco ventanas de la planta baja, los huecos que se sitúan a los lados, el balcón o los mástiles de las banderas. Y, además, en la parte alta, vuelve a aparecer el reloj. Entre estos dos cuerpos se crea un módulo de comunicación.
Es un objeto más liviano y ligero, realizado en otros materiales: metal y vidrio. No solo sirve como nexo de unión, sino que es un elemento organizador del edificio, que marca el acceso y conduce al usuario a su destino, pudiéndole llevar a la zona de la administración, a la planta baja de la torre, o al Portalillo de la Iglesia, aunque éste último espacio de tránsito ha sido cerrado con una reja, rompiendo la continuidad espacial que se ideó inicialmente.
Si prestamos atención, esta forma de diseñar el edificio nos recuerda a la Casa de la Cultura, compuesta por dos cuerpos pesados y uno más ligero de un material metálico como unión.
El aspecto exterior del edificio no es el que se lee a primera vista: posee una estructura de hormigón cerrada con una fábrica de ladrillo que posteriormente es cubierta con una piel de piedra. Este aplacado de piedra, es sacado de las canteras próximas a Valdelaguna, con el fin de crear un mimetismo mayor con las otras construcciones del entorno.
En el interior, se encuentran características destacables, como la entrada de luz situada en el techo del edificio de la administración o el uso del cromatismo en las paredes. Unos apuntes para finalizar: el reloj que se aprecia en lo alto, ha vivido ya en los tres ayuntamientos que conoce Valdelaguna, aunque la maquinaria, antes de cuerda, ha sido sustituida por otra más moderna.
La puerta que da acceso al balcón de la torre y su marco de piedra son las mismas que daban entrada al anterior edificio. Al igual que pasa con las farolas situadas en la parte céntrica de la plaza, cuyo báculo está formado por las columnas que soportaban la balconada de los dos edificios anteriores.
© Jorge Sánchez de las Peñas, 2011